El Señor me está dando un mejor entendimiento del lenguaje hallado en Filipenses 1:3-5. He conocido, estudiado, y predicado estos versículos por años. La oportunidad que tengo ahora de servir a los Bautistas de Oklahoma me ha permitido experimentar lo que significa ser socios en el Evangelio de una forma totalmente nueva.
“Doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de ustedes. En todas mis oraciones por todos ustedes, siempre oro con alegría, porque han participado en el evangelio desde el primer día hasta ahora.”
Pablo reflexiona acerca de esta participación de socios en el Evangelio. Este concepto de socios es igual a la palabra “compañerismo” que encontramos en el Nuevo Testamento. Tenemos un deseo profundo de estar unidos por el Evangelio de Cristo. Pablo nos dice que este acto de compartir unidos ha estado sucediendo desde “el primer día hasta ahora.”
Leemos acerca de ese “primer día” en Hechos 16. Pablo compartió el Evangelio con Lidia, y el Señor abrió su corazón para que estuviera atenta. Ella fue bautizada, junto con los de su casa, e invitó a Pablo para que usara su casa como base de operaciones en la misión para el avance del Evangelio. Ellos fueron socios en el Evangelio, y no solo compartieron la experiencia del Evangelio – habiendo sido salvados por Cristo – ellos también compartieron en la labor del Evangelio. Lidia deseaba ayudar a Pablo con esta obra.
Esta unión por el Evangelio continuó “hasta ahora”. Pablo fue encarcelado por predicar el Evangelio. Él no se quedó de manos cruzadas sino que aprovechó la oportunidad para avanzar el Evangelio entre los guardias que lo vigilaban. ¿Adivine quienes fueron los que compartieron con él, enviándole su ayuda? Sus socios en el Evangelio de Filipos.
” Sin embargo, han hecho bien en participar conmigo en mi angustia. Y ustedes mismos, filipenses, saben que en el principio de la obra del evangelio, cuando salí de Macedonia, ninguna iglesia participó conmigo en mis ingresos y gastos, excepto ustedes” (Filip. 4:14,15).
Por lo tanto, la unión por el Evangelio conlleva el compartir de una experiencia común del poder del Evangelio de Cristo para cambiar nuestras vidas. El ser socios también implica compartir recursos, tales como, tiempo y dinero para avanzar el Evangelio.
Bautistas de Oklahoma, nosotros somos socios en el Evangelio desde el primer día hasta ahora. Compartimos una experiencia común de perdón, una nueva vida y esperanza en Cristo Jesus, y unidos compartimos en la labor de avanzar las Buenas Nuevas con nuestros vecinos y las naciones.
Nos alentamos los unos a los otros para avanzar el Evangelio. Al centro de todo, lo que nosotros hacemos es lo más básico. Avanzamos el Evangelio juntos.
Al igual que Pablo, yo siento gozo y gratitud cuando considero que somos socios en el Evangelio.