Con la noticia reciente de líderes cristianos fallando moralmente, es un buen tiempo para hacer dos cosas. Primero, debemos orar por estos hombres y sus familias, quienes son directamente afectados por sus acciones. La segunda es tener cuidado de no caer (1 Corintios 10:12).
Hoy escribo sobre este segundo punto. Contemplando la vida en estos días, se ha dicho que prácticamente nada es privado y nada es confidencial. Cualquier mensaje de texto, cualquier conversación, cualquier tipo de comportamiento, puede ser inmediatamente compartido a través de las redes sociales y hecho conocido a millones de personas.
Este miedo debería ayudarnos a tener cuidado. Sin embargo, como cristianos sabemos que siempre ha sido el caso.
Dios ve nuestros actos, pensamientos y hasta motivos. Además, nuestros pecados serán descubiertos, sea en el aquí y ahora o en la eternidad (1 Timoteo 5:24). El fenómeno de YouTube, donde cualquiera podría convertirse en un sinvergüenza de un día para otro, simplemente destaca la realidad.
Parece haber tres puntos de fidelidad en los que las personas tienden a ser vulnerables a caer:
1. Palabras
Jesús dijo, “Porque por tus palabras se te absolverá, y por tus palabras se te condenará” (Mateo 12:37). Esto se ha visto muchas veces. Las personas que una vez fueron estimados dicen algo inapropiado sin pensar o algo incorrecto en las redes sociales o mientras hablan, su caída está en marcha. Como cristianos, debemos ser especialmente cuidadosos de nuestras palabras, sabiendo que tienen gran poder para construir o derribar.
2. Dinero
Los escándalos de televangelistas de antaño todavía acechan el testimonio del cristiano de hoy. Como Russell Moore señalo recientemente, algunas personas oyen la palaba “evangelista” (una palabra bíblica) y les viene a la mente un cristiano falso que defrauda a la gente por dinero. La palabra de Dios nos dice que nuestro tesoro revela nuestro corazón. Oremos para que Dios nos haga fieles con nuestro dinero, lo cual ha sido tan difícil para muchos.
3. Deseo Sexual
En esta era pornográfica, enfrentamos una epidémia de lujuria e infidelidad. Sin embargo, el pecado sexual es algo que siempre ha estado con cada generación, y cada persona.
Mientras el movimiento de #MeToo continua, abra sin duda otros líderes, hasta líderes cristianos, quienes son acusados o expuestos de pecados sexuales. Un pecado sexual, en un solo momento, puede destruir una carrera ministerial completa y, más importante, el testimonio de la iglesia. Como un hombre casado y con hijos, yo siento el gran peso de esto.
Cuando veo más líderes respetados caer en una de estas áreas claves – palabras, dinero, y deseo sexual – debo examinar mi propia vida. Puedo ver que yo mismo he pecado y quedado lamentablemente corto en cada una de estas áreas en prácticamente todas las etapas de mi vida.
Al mismo tiempo, debemos recordar que servimos a un Dios redentor quien nos salva de nuestros pecados. Jesús no le lanzó piedras a la mujer descubierta en adulterio en Juan 8, mientras otros (incluyendo personas cometiendo el mismo pecado) estaban listos para hacerlo.
Jesús está listo para perdonar a cada uno de nosotros nuestros pecados en estas y otras áreas, si se lo confesamos (1 Juan 1:9). Y una vez que hagamos esto, debemos encontrar un compañero de confianza quien nos ayude a caminar con Dios día a día, manteniéndonos firmes en su Palabra.
Haciendo esto y “teniendo cuidado de no caer” en pecado, podemos proceder sabiendo que aun aquellos quienes experimentan la caída más dura pueden levantarse y caminar, y en las palabras de Jesús, “ahora vete, y no vuelvas a pecar.” Señor ayúdanos…