Al enterarme de que el Dr. Anthony Jordan iba a jubilarse como director ejecutivo-tesorero de la Convención General Bautista de Oklahoma (BGCO) el próximo abril, me puse a pensar en todo lo que el Señor ha hecho a través de su vida y ministerio.
Dedicado al evangelismo y a la predicación de la Palabra (por no hablar de su trabajo en Falls Creek), se puede decir mucho acerca de su ministerio aquí y fuera del estado de Oklahoma. En este artículo, me gustaría destacar un apecto del ministerio del Dr. Jordan: su pasión por proteger a los niños no nacidos.
Durante décadas, el Dr. Jordan ha sido uno de los principales líderes en Oklahoma (y en la vida de los bautistas del sur) en la lucha por proteger a los niños y niñas no nacidos. Habiendo adoptado a dos niños, él y la Sra. Jordan han trabajado por la causa provida.
El Dr. Jordan ayudó a los bautistas de Oklahoma a establecer el primer centro de embarazos en crisis en los años ochenta, lo cual llegó a ser una creciente red de recursos que ayuda a innumerables madres y bebés. En lugar de quejarse de la oscuridad, el Dr. Jordan creía firmemente en construir faros de esperanza.
En los años posteriores a la trágica decisión de Roe contra Wade de la Corte Suprema, que causó incontables muertes de bebés por causa del aborto, muchos han dedicado su tiempo, talento y energía para proteger la vida de cada ser humano en el útero. El Dr. Jordan ha sido una de esas personas.
A diferencia de nuestros amigos católicos, los bautistas del sur tardaron en ver la urgencia de proteger la vida del niño no nacido. Pero el Dr. Jordan no era uno de ellos.
Además de crear ministerios que ayudan a mujeres cuando enfrentan embarazos no planeados y predicar la Palabra de Dios sobre la inviolabilidad de la vida humana, el Dr. Jordan luchó para que los legisladores aprobaran leyes para proteger la vida humana en el útero. Aunque esto fue una tarea difícil por mucho tiempo, él y muchos otros siguieron adelante.
Pero gracias a Dios, por medio de eventos estratégicos como la reunión anual Rose Day Pro-Life Rally (un evento provida), que aún tiene lugar en el Capitolio del estado de Oklahoma cada febrero, la opinión pública ha empezado a cambiar. Según la organización Americans United for Life, Oklahoma es el estado líder en el movimiento provida.
Sin embargo, queda mucho por hacer. Afortunadamente, Dios está capacitando a nuevos líderes que se han unido al Dr. Jordan y a otros que llevan años luchando en este campo. Muchos jóvenes, que han visto imágenes por ultrasonido de sus hermanos pegadas al refrigerador, también se han unido a esta lucha provida.
Si deseamos proteger la vida humana—desde el momento de la concepción hasta la muerte natural— más gente tendrá que unirse a esta lucha y orar. Asimismo, hay otras importantes cuestiones que abordar teniendo en cuenta que todo ser humano fue hecho a imagen de Dios, que debe ser tratado con dignidad y respeto (Génesis 1:27).
Eso significa valorar todas las etapas de la vida, a gente de todas las razas y de diferentes orígenes. También significa valorar a los inmigrantes, la gente de la tercera edad, los pobres, los enfermos, y los encarcelados. Después de todo, Jesús dijo: “De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis” (Mateo 25:40).
En cuanto a estas cuestiones relacionadas con la causa provida, el Dr. Jordan sigue y seguirá siendo un líder. Como alguien que apoya esta causa, yo les digo: “Demos gracias a Dios, ¡y sigamos luchando!”